sábado, 1 de mayo de 2010

El ente social: drogas y alcohol

La sociedad española parte de unos hábitos de consumo de tabaco y alcohol culturalmente aceptados y que forman parte del ritual de las relaciones personales. Porque, ¿quién no se ha tomado un par de cervezas con los amigos al salir del trabajo? ¿Y quién no ha acompañado su café mañanero con un cigarro mientras leía la sección de deportes el día después del gran derby? Pero el problema no radica en estos consumos, sino que es un cúmulo de abusos y el problema se va haciendo cada vez mayor porque no tenemos límites, no sabemos parar las situaciones. Creemos que tenemos control sobre todas las cosas y cuando llega el momento de la verdad…estamos en el más profundo hoyo y nos damos cuenta de que ya es demasiado tarde.

Paulatinamente se han ido incorporando nuevas drogas entre la población, y han empezado los hábitos de consumo de cannabis, alucinógenos y estimulantes como las anfetaminas, hasta llegar a la cocaína. Pero claro, ante estos nuevos consumos la tolerancia social comienza a desaparecer y es cuando se produce la alarma social. Pero realmente, ¿qué entendemos por drogas? ¿No son aquellas sustancias cuyo consumo puede producir dependencia, estimulación o depresión del sistema nervioso central, y que dan como resultado trastornos del comportamiento o del ánimo de la persona? Entonces… ¿por qué algunas como el tabaco, una cerveza o una simple botella de vino son bien vistas, y otras son condenadas por la sociedad?

No sé si os habéis percatado cuando se realiza una encuesta y se pregunta por los mayores problemas de la sociedad actual, uno de los primeros en nombrarse es el de las drogas. Y cuando se consulta a la gente el por qué de este problema siempre se contesta lo mismo: es un problema de pobres y marginales. Pero nunca vamos más allá y siempre nos quedamos con la respuesta más fácil o quizás la más cómoda, y, ¿por qué no pensamos cuando las drogas pasaron a ser el mejor negocio para algunos y la peor desgracia para otros…? Porque realmente es aquí cuando dejó de ser un problema callejero y de marginales.

Beber una copita no hace daño. Claro que no, pero si nos excedemos con el consumo del alcohol sí supone un problema porque nos hacemos dependientes. Esa es una de las principales características que marcan las drogas: hacen al individuo el mayor dependiente de ellas. Es realmente difícil frenar su consumo, la única manera de hacerlo es a través de asistencia médica o consultando a especialistas en la materia. Un trabajo muy duro cuando se está inmerso en botellas de alcohol o sustancia blanca.

En nuestro país es un problema que va en aumento cada día, involucrando cada vez más a menores de edad y a más mujeres de las que uno puede imaginarse. Se dice que de 10 a 15 de cada 100 personas tiene problemas con su manera de beber o tiene problemas debido al consumo de drogas ilegales ó de prescripción médica. También se dice que de esos 10 a 15, al menos 2 ó 3 son mujeres, además de ser personas entre los 14 y 60 años, es decir, las edades más productivas en la vida de cualquier persona.
Tanto es así, que no sólo influye en los menores, sino que también deja mella en personas de edad adulta cuando tienen que afrontar situaciones difíciles de la vida cotidiana, los casos más vistos por su exposición a la visibilidad pública, son los famosos. La Justicia ha tenido que poner freno endureciendo las penas en el marco jurídico.

Por tanto, ¿dónde pone el freno y los límites la sociedad? ¿qué tenemos que ver para parar este problema social? ¿de qué nos tenemos que concienciar? ¿Acaso deben suprimirse los límites en la Ley para que se pare este problema?. Más adelante le mostramos un reportaje donde se recogen algunos proyectos contra la drogadicción y algunos videos relacionados con este problema social.


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