Un día sí y otro también México está en boca de todos por la violencia. Esta vez ha sido a causa de la muerte de tres funcionarios del consulado estadounidense en Ciudad Juárez. Muertes que han llevado a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, a reunirse con el presidente de México, Felipe Calderón, para intentar combatir con el narcotráfico y el crimen organizado en el país. Tras una breve reunión entre ambos, Clinton reconoció la parte de culpa que asume su país, y determinó que iba dispuesta a obtener resultados, además de verificar y dejar claro que Barack Obama, presidente actual de Estados Unidos, está centrado en este problema que tanto atañe al país de México.
Es importante recordar que desde mediados del año 2008, cuando George H.W.Bush, estaba todavía en el poder como Presidente de Estados Unidos, se firmó un tratado internacional de seguridad con México y los países de Centroamérica denominado Iniciativa Mérida, o conocida también como Plan de México, donde compromete a Estados Unidos a colaborar con conocimientos y dinero en la lucha contra la drogadicción y la tentativa de sumarse a las bandas mafiosas. Por tanto con la intervención de Estados Unidos se intenta llegar a una mejora social en el ámbito de seguridad ciudadana, así como, un exhaustivo control de armas ilegales y tráfico de personas en el país.
No debe ser fácil gobernar una de las capitales más grandes del mundo, y más si ésta esta profundamente inmersa en el narcotráfico e intercambios ilegales, ya sea de armas o de personas, añadiendo además un historial nada positivo para el país que contabilizando desde hace tres años hasta nuestros días suma más de 17.000 muertes. ¿Dónde está el error de la politica llevada a cabo? ¿Se necesitan más cooperantes internacionales o simplemente más reestricciones a la hora de gobernar?
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