miércoles, 7 de abril de 2010

Sarkozy escarmienta y toma un nuevo rumbo.

Las elecciones regionales en Francia han servido para darle un duro escarmiento a Sarkozy. Veinticuatro horas después el presidente ha decidido realizar un cambio en el gobierno que demostrase su predisposición a aliviar las exigencias de los ciudadanos. Esta remodelación supone un cambio de aires hacia la derecha que integraría a algunas familias conservadoras. El panorama político en Francia se percibe imprevisible con estos acontecimientos, en los que los rivales del presidente comienzan a organizarse y todos los partidos realizan los cambios oportunos ajustados a los resultados de las últimas elecciones.


El ex primer ministro Dominique De Villepin es uno de los más acérrimos detractores y enemigo personal de Sarkozy desde hace años. Su propuesta consiste en un partido conservador minoritario pero con un claro ideal de convertirse en una de las alternativas para los ciudadanos. No deja de luchar por ascender al poder y desbancar a Sarkozy, quizás con más ánimo tras la sentencia desestimatoria del caso Clearstream por la que un juez francés absolvió a Villepin del delito de calumnia al presidente de Francia. Un juicio que levantó muchas llagas en la política francesa y por el cual, ambos personajes públicos han acaparado todo el protagonismo.

Sarkozy ha confirmado la participación de los grandes pesos pesados de su gobierno en los cargos. Bernard Couchner conocido socialista independiente que ocupa el puesto de Asuntos Exteriores, Christine Lagarde de economía, o Michelle Alliot Marie que se sitúa como una nacionalista gaullista en el cargo de justicia.

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